martes, 10 de mayo de 2011

pares zoologicos

La soledad prima, pero vuelve el  aire cuando se comparte y nos volvemos pares, aunque sea por unas horas.
El hombre rata, nocturno y diurno, trabajador y silencioso, se vuelve aire cuando juega en el agua, medita en movimiento. Su cuerpo es ágil, entra y sale velozmente, intenta no pensar, nunca detenerse. Perseverante avanza.
La mujer tigre, nocturna, habladora, durmiente diurna y madre, se vuelve fuego a cada instante. Su cuerpo es mente a borbotones, intenta no pensar, no puede.
El hombre rata habla idiomas de antaño, su lenguaje es preciso, pertinente en cada gesto. Su presencia es contundente/ desde el silencio.
La mujer tigre es mezcla de infancia y miedo, camina rápido, sueña descontrolada mente, derrama lenguaje, como ansiedades acumuladas.
La mujer tigre invita al hombre rata a compartir lo que queda del domingo, que insiste en repetirse, incansable.
El hombre rata y la mujer tigre se vuelcan a los "números primos", a la distancia leen lo mismo. 
Se angustian lo mismo.
El hombre rata con su delicadeza y sabiduría antigua, sopla preguntas escorpión,  su mente es escurridiza igual que su cuerpo.
La mujer tigre se retuerce.
Abrazo invisible.

2 comentarios:

  1. Te leo, y es importante saberse leído cuando se escribe.
    Sos especial amiga, sos única. te quiero un montón.
    Saludos.

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  2. A veces, cuando la soledad apremia, se encuentran los pares necesarios a cierta clase de distancias; y entonces surgen chispas ("la chispa adecuada") y leerte se convierte en la hoguera donde quemo mi asombro. Maravilloso tu texto.
    te quiero.

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