jueves, 30 de mayo de 2013

Primeras observaciones y consecuentes conclusiones:

   Los perros en Santa Rosa cantan muy fuerte y largo, las almohadas son duras pero huelen a mamá, a mate y cigarrillo, a largas charlas. Las teclas se escuchan ampliadas, marcando la distancia entre los perros y yo.La gata duerme debajo de la máquina de coser, es una gata rara, medio salvaje y verde que come todo el día.  
   Los pájaros en Merlo también cantan muy fuerte y largo, se vuelven locos todos los días a partir de las seis y cuarto de la tarde, cantan como desesperados de canción unos diez minutos, solo eso, pero es suficiente para que yo inmóvil me sorprenda todos los días por el mismo evento. A mis gatas les aumenta el apetito a esa misma hora y de vez en cuando se portan como gatas y me traen de regalo algún pájaro muerto, desgarrado/ agonizante. Ahí es cuando por un rato me enojo mucho con ellas pero al final las entiendo y el pájaro termina tirado en el patio, porque además no se lo comen, solo juegan como si fuera un pájaro-pelota o sonajero.
   Por la ruta a Concarán se cruzan chanchos, chanchos gordos y extraviados, quizá valientes chanchos que salieron a pasear escapándose conscientes, o chanchos distraídos que solo perdieron el rumbo por no seguir la chanchada.
   Lamentablemente de estos chanchos veo pocos, creo que las vacas son chusmas y buchonean, por eso no se animan a ser más, aunque deben estar nucleándose de a uno en algún campo alejado de la ciudad, sin hombres y sin perros y sin vacas, organizando la liberación masiva o simplemente jugando cartas y engordando de la risa.
Entonces:
- A todos los pájaros merlinos les gusta cantar en coro a las seis y cuarto de la tarde.
- Al menos una vez cada dos semanas, un pájaro experimenta la sensación de ser pelota y termina muerto.
- Mis gatas una vez cada dos semanas, piensan que su dueña es una loca que las quiere y las desquiere solo por haber jugado con un chillón plumudo y con alas.
- Los perros en Santa Rosa todos los días, saben que una gata medio verde recibe más mimos que ellos, y a la noche cantan muy fuerte, pidiendo a la luna que les mande un niño bueno.
- Al menos una vez al mes, un chancho de Concarán se libera y pasa a habitar un campo de chanchos de izquierda o simplemente chanchos libres, sin molestias de ninguna vaca ni órdenes de ningún hombre panzón.
- La casa de mi mamá sigue oliendo a casa de mi mamá y sus almohadas siguen doliendo, pero siempre al despertar me reconforta un mate y el sol que entra por la ventana de su cocina sabiendo que nos quedamos hasta tarde, mimando yo a la gata verde, escuchando después los cantos perrunos.