lunes, 9 de febrero de 2015

Niño alto

Te cuestan las palabras rosas y las oraciones largas…porque tu mente es larga, alta como tu cuerpo…y tenés que dejarla corretear tranquila…que las palabras bajen a la boca como baja el agua.
En tu mesita de luz, tirado al costado de un par de cosas o entre los juguetes de tus hijas te espera un Principito; él quiere saberte así…tan niño como sos,  con ojos chinos como ahora; ojos con risa aunque a veces estés triste o preocupado como adulto que se pone nublado.
Por ser tan puro, es que al Principito le encanta cuidarte…ama verte bailar y ser estrella.
Niño alto:
no hace falta que aprendas a hablar “bonito”, hace falta que no dejes de jugar.
Hay objetos que robaste graciosamente cuando adolescente; corridas con amigos, un viaje que te hizo muy alegre y dos mujeres de tamaño muy pequeño que te aman y van con vos a mirar un pelotero construido arriba del agua; eso es lo importante.
El principito sabe que sabes mirar, y sabes oler y te gusta el pasto corto y las plantas desprolijas para cuidarlas; eso es importante.
Niño alto: Esas cosas que soñás y según tu mente adulta no recordás, son las que al Principito le siguen dando aire.

Cada vez que ves el cielo lleno de nubes y te dan ganas de rutas, el Principito respira y vos también…….porque también sos él. 

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