Me perdí de nuevo en esa boca chiquita que me
habla más dulce que otras bocas y me besa más grande que otras bocas más
grandes.
Tengo que decirte que tu pérdida de noción del
tiempo, esa laguna en este mismo lago que vos haces y llenas solo de tus inventos,
me genera ira y rabia por el deseo de meterme ahí, con vos.
Tus manos son de gnomo y tus pies también, aunque
ahora no camines descalzo por el pedido hartante de tu madre.
Yo no la quiero a tu madre, ella me cae muy mal
y me sonríe con esa cara tan maquillada y con sus tacos y pulseras.
Yo no la quiero a ella ni me interesa ni me
intriga; te quiero a vos y esos pasos que das.
Te quiero a vos y a tu perro, tu perro rítmico
como todos los perros.
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